Antonio Cabanas, uno de los autores de novela histórica más vendidos en español, vuelve al Egipto milenario para narrar la historia de una de las mujeres más poderosas de la antigüedad: la reina Hatshepsut.
Esta es la historia de una reina que desafió al orden establecido para convertirse en el faraón más poderoso de Egipto. Gobernó en el momento de máximo esplendor del Antiguo Egipto, cuando su ejército era el más fuerte del mundo y el reino disfrutaba de gran prosperidad.
Carismática y con una personalidad arrolladora, dejó un inmenso legado artístico. Edificó la llamada Capilla Roja del enorme templo de Amón en Karnak, y de las canteras de Asuán mandó hacer los obeliscos más grandes que se habían erigido en Egipto hasta entonces. Pero fue su propio templo funerario su monumento más impactante: conocido en su época como «el sublime de los sublimes», su estructura en forma de largas terrazas y de rampas con suave inclinación le hacen fundirse a la perfección con la roca y el entorno.
Uno de los misterios en dicho templo radica en una pared en la que se puede observar por un lado a Hatshepsut en actitud amatoria y a Senenmut, el arquitecto, en el otro, como receptor de la pose amatoria de la reina, lo que deduce un íntimo vínculo (prohibido por su linaje) entre el arquitecto y la reina-faraón.
Con esta premisa el autor construye una historia en la que una magnífica historia de amor maldito se cruza con las ambiciones políticas y los juegos de poder. Pasión, ambición, conjuras palaciegas en una novela con una extraordinaria ambientación histórica y la exquisita sensibilidad estilística de Antonio Cabanas.
4 Comments
Antonio, he leído todos tus libros, impecables y embriagadores. Un único comentario constructivo: "Por ques" en lugar de "Porqués" (ej: Pg 48 de las lágrimas de Isis). Y algún otro "porqué" que debiera ser un "por qué".
Saludos y no nos dejes.
José Antonio
Me fascina la lectura de los libros de Antonio Cabanas porque te dejan entrar y envuelven en los misterios milenarios de esta cultura sorprendente y aterradora.
En primer lugar, enhorabuena por el libro. A continuación quería comentarle algunos usos de la Lengua Española que no llego a entender. Veo que no acentúa los "como" de las interrogativas indirectas, los "por qué" en una sola palabra, "bujía" con el significado de vela o candela me parece un afrancesamiento, y para acabar, la expresión correcta es "llevar la procesión por dentro" no la "profesión". Créame que me es violento hacerle estos comentarios, sin embargo lo veo conveniente para evitar malos usos en los lectores jóvenes, que se van adentrando en esta parte tan hermosa de la cultura. Muchísimas gracias.
Estimado don Fernando, en primer lugar quisiera agradecerle su interés por mi obra, así como su crítica que recibo con aprecio. Tiene usted mucha razón pero quiero explicarle los motivos de las incorrecciones a las que se refiere. Soy de los pocos escritores que escribe a mano. No uso el ordenador en absoluto y cuando termino mis obras las dicto para que las pasen a dicho ordenador. En la transcripción son inevitables los errores, por razones obvias, aunque luego las corrija al releer el texto. Este se envía a la editorial donde se vuelve a corregir para “adecuarlo” al formato final. Allí suelen ser proclives a aligerar el texto en lo posible, y tengo que volver a leerlo con cuidado para comprobar que la obra está como deseo. Aun así es usual encontrarse con erratas e incorrecciones gramaticales; sobre todo si la obra es extensa, como suele ser la mía. Créame si le digo que cuando el libro sale a la venta lo he podido repasar seis o siete veces y, sin embargo, podemos encontrar alguna incorrección, particularmente con las puntuaciones. En mi primera obra, el Ladrón de Tumbas, hubo una muy evidente que tardaron seis ediciones en corregir, y al salir la décima edición volvieron a introducirla de nuevo en el texto, para mi pesar; y así continuó hasta la trece, que es la última. En cuanto al afrancesamiento, le confieso que soy un rendido admirador de los clásicos de nuestro país, aunque sea inevitable la búsqueda constante de sinónimos.
Gracias por su paciencia y espero que siga leyendo mis obras.
Un saludo cordial.
Antonio Cabanas.
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